lunes, 22 de octubre de 2012

Variabilidad atmosférica como factor de cambio en el paisaje mallorquín.

En vista de que la semana pasada hubo un cambio brusco del tiempo en pocas horas, he querido destacar en esta entrada lo rápido que puede cambiar un paisaje (en este caso el de Mallorca) con la llegada repentina de una determinada situación atmosférica, propio del mes en el que nos encontramos.

El otoño se caracteriza por ser una época de cambio, una época de transición, del calor al frío, la cual cosa conlleva situaciones atmosféricas muy diferentes (situaciones de norte, del suroeste, entradas de aire frío en altura, etc) en un mismo mes. El mes en el que nos encontramos, Octubre, es un mes muy variable meteorológicamente hablando, ya que sigue haciendo calor, pero también hay días mas fríos por el paso de tormentas o de frentes fríos que ya empiezan a hacer acto de presencia en esta época del año.

Época de combinaciones, debido a nuestra posición latitudinal, es decir, el hecho de encontrarnos en latitudes medias, hace que estemos expuestos a la llegada de diferentes fenómenos que traen apareadas las diferentes situaciones atmosféricas, haciendo que no tengamos un clima lineal, sino un clima con variaciones durante todo el año, donde los extremos meteorológicos chocan en este lugar. Unas variaciones y contrastes que en nuestro caso, el de las islas, se acentúa con la presencia de un elemento clave que hay que tener muy en cuenta durante esta estación: el mar Mediterráneo. Esta gran masa de agua salada cerrada por tres continentes diferentes, adquiere características especiales que son capaces de modificar las situaciones meteorológicas durante todo el año y sobretodo en esta época, después de haber almacenado gran cantidad de energía durante el verano, que pueden hacer cambiar el estado del tiempo en pocas horas.

Por lo tanto, durante el otoño podemos tener días muy plácidos y con un color muy vivo típico del verano, o todo lo contrario, días de lluvia, viento y frío típicos del invierno pero que también se dan con freqüencia en esta época del año y que son muy habituales. Estos cambios en el tiempo se traduce en un cambio en las condiciones del entorno natural mallorquín, ya que, en caso de inestabilidad atmosférica, se alteran los elementos que conforman el entorno, así como sus colores, formas i/o estructuras, poniendo en marcha procesos físicos que a la vez resultan ser muy necesarios para el medio natural. Evidentemente,  esta alteración del medio natural mediante la vía atmosférica, comporta un cambio en el paisaje que se percibe por parte del ojo humano, y por lo tanto en un mismo lugar y en un mismo mes (como Octubre), colisionan dos tipos de estampas muy diferentes entre sí. Un claro ejemplo es la siguiente fotografía:


Se trata de s'Estalella, que ejemplifica muy bien la idea anterior: en la fotografía de arriba tranquilidad absoluta con un día anticiclónico y de mucho colorido con el agua totalmente cristalina. En cambio, abajo el mismo lugar semanas después con la entrada de un temporal del sur que cubrió el cielo de nubes y alteró considerablemente el mar donde ya ni se percibe el fondo debido al gran contenido de sedimento y fragmentos de alga que contiene el agua.  Evidentemente la fotografía de arriba es la que se usaría para atraer al sector turístico, mientras que la de abajo tendría más rechazo por parte de la población y sector turístico. Personalmente las dos imágenes tienen su esencia, pero la escena de abajo probablemente represente procesos más importantes y esenciales (renovación y oxigenación del agua, precipitaciones para la vegetación, etc) para la franja litoral en este caso, que la imagen de arriba.

En la siguiente tanda de imágenes, se muestran dos lugares de la isla de Mallorca, con dos situaciones meteorológicas diferentes que en el paso de la una a la otra, apenas pasaron 48 horas. Este hecho muestra que en poco tiempo el paisaje se modifica muy rápidamente por el efecto de una variabilidad atmosférica muy acusada donde en pocas horas, colisionan dos extremos atmosféricos muy diferentes entre sí, situación que caracteriza muy bien el otoño de nuestro clima mediterráneo.



Una de las escasas y curiosas nubes que hubo un día de calma: nube enganchada en la cima del puig de Galatzó.


De camino a ses Basses, el cielo estaba totalmente estirado con alguna pincelada de nubes altas y donde se puede ver tanto la calma marítima y del ambiente terrestre, como los colores vivos de ambos que ofrece esta época del año.


Tranquilidad marítima en la zona del Poniente mallorquín. En la toma se observa en primer término les illes Malgrats y al fondo la isla del Toro.




Desde la cima de ses Basses, donde ofrece unas magníficas vistas a la costa norte, que llegan hasta la zona de Soller gracias a la magnífica visibilidad que encontramos en los meses otoñales.




Esta toma habla por sí sola: tranquilidad y mucho colorido.

Apenas pasaron 48 horas de las tomas anteriores y llegó un temporal del sur, que dejo el cielo muy turbulento y poco claro, sopló viento del sur con bastante fuerza y dejando precipitaciones no muy importantes durante el Viernes pasado.


Con la fuerza del viento del sur, el mar se alteró considerablemente en pocas horas.


Acantilados que reciben la energía del oleaje que actúa como factor erosivo en los mismos. Estamos delante un claro ejemplo de costas de erosión, donde con el tiempo estos grandes acantilados van fragmentándose en pequeñas partículas y en grandes bloques por desgaste debido a la sucesión de oleajes muy energéticos, proceso reforzado, por la acción de la sal o por el diferencial de calor/frío en el día o el contraste entre estaciones que debilita estos cuerpos rocosos.



Manto de hojas secas de Posidonia Oceanica depositadas en lo alto de los acantilados de más de 10m de altura. La fricción de las olas en un fondo de praderas de Posidonia hace que se desprendan muchas hojas, las cuales quedan flotando en la masa de agua. Cuando las olas cargadas de multitud de substancias,  sedimento y en este caso algas, chocan con el acantilado, ejercen un efecto proyectil que hace que se deposite una parte del contenido de esa ola  arriba del acantilado, generando esta estampa.


Muchas veces dependiendo de la morfología del suelo marino, la ola va más cargada de un elemento o de otro. En este caso pequeñas clapas de arena hacen presencia en medio de una costa totalmente rocosa. En este sentido se podría plantear que esta costa no es solo erosiva, sino que también hay un componente de acumulación, ya que hay una deposición en la misma, aunque sea insignificante, pero la hay. Pero, hay que ser cautelosos y ver realmente si este sedimento proviene del mar (cosa que opino que es así) o ha sido transportado por el viento desde otros lugares.


Como si de un terreno volcánico se tratara, colores oscuros como el marrón de la tierra y el verde oscuro de estas plantas halófilas situadas al borde de los acantilados, ganan intensidad con un cielo gris que apenas deja pasar los rayos del sol y que dejan una estampa muy diferente a la de un día totalmente claro.

domingo, 14 de octubre de 2012

Días de lluvia y humedad


Después de haber disfrutado de lo que se conoce en las islas como el ''veranillo de San Miguel'' donde durante unos días se alcanzan temperaturas más propias del verano (llegando hasta los 30 grados), después de ya haber pasado unos cuantos días de la inauguración oficial del otoño, llegó el puente del Pilar y se acabó toda esta situación meteorológica tan agradable para muchos. Con la entrada de un embolsamiento de aire frío en las capas más altas de la atmósfera y un mar que se encuentra aún con temperaturas cálidas, actuando como emisor de humedad, el movimiento estaba asegurado durante todo el puente. Las precipitaciones más importantes se dieron el Viernes, donde varios municipios quedaron inundados a causa de la intensidad de la precipitación de aquel día llegando a valores de hasta 81 l/m2 en Vilafranca o 68 en el caso de Santanyí, siendo la zona sur de la isla, la más beneficiada por las lluvias. A partir del Sábado se abrieron más claros pero también volvió a llover, y hoy Domingo, no ha llovido prácticamente aunque esta noche se espera que lo haga con ganas. Así pues, este fin de semana se puede resumir con las siguientes fotografías.



Vistas de las 3/4 partes de la Serra de Tramuntana, con estos cúmulos que empezaron a llegar el Sábado por el norte de la isla acompañados de una estampa de nubes altas (Cirrus), y que hora después de la toma, empezó a llover en la cuenca de Palma, único sitio donde precipitó con ganas aquel día.


El Viernes, el día más activo y que se produjeron tormentas, en la zona de Palma, empezaron a generarse formaciones de nubes un tanto curiosas como esta: nubes Mammatus, asociadas a las tormentas y que se encuentran alejadas de la parte activa de ésta. Tienen una morfología muy peculiar, en forma de mama, debido a que se trata de aire descendiente saturado de pequeñas partículas de agua o hielo, que al chocar con aire más cálido a su alrededor, se evaporan gradualmente generando morfologías convexas en la parte del yunque.


En las montañas, durante estos días gracias a la saturación de la atmósfera en cuanto a agua, la humedad en estos lugares está asegurada. Esta toma muestra el inicio de la formación de una gran nube cumuliforme en el sector central de la Sierra, vista por su base a 750 metros aproximadamente. 


Ya dentro de la nube, la visibilidad es muy reducida, debido al gran contenido de millones de pequeñas partículas de agua que hacen muy difícil la penetración de la luz solar. 


Una humedad, que es aprovechada por la flora de la isla que crece en estos ambientes. Cualquier sitio es bueno para establecerse y crecer, siempre que la presencia de humedad contribuya a ello: una muestra es esta fotografía donde en un tronco de encina crecen ejemplares vegetales como el musgo o helechos, donde se aprovechan de la humedad que les aporta el aire y que estando en la parte alta de la encina, no encuentran ningún obstáculo que les retenga la humedad, necesaria para desarrollarse y mantenerse.


Una clara muestra del alto contenido en humedad que ha habido estos días, es esta toma, donde pequeñas gotas quedan enganchadas a las hojas del pino, debido al punto de rocío.


Aire cargado de humedad, durante las horas más frías del día (en la madrugada, a partir de las 6:00), choca con una superficie sólida como es una hoja y la humedad se condensa gracias a las temperaturas bajas generando gotas en la superficie de éstas, ya que la superficie de las hojas es muy compacta y poco porosa, la cual cosa permite su establecimiento con facilidad.


Helechos presentes en las zonas más umbrosas y húmedas de los bosques que relucen más que nunca gracias a este tipo de situación meteorológica 


 Sin embargo, episodios de inestabilidad atmosférica, presentan algún que otro desperfecto como en este caso la caída de árboles por el fuerte viento asociado a las tormentas que azota las zonas más elevadas acompañado de un sustrato que se vuelve blando tras las precipitaciones.


Con las lluvias, otro tipo de efecto que repercute mucho en las islas, son los aludes de tierra, que por suerte, se puede observar en la toma que es de dimensiones muy reducidas y por lo tanto, insignificante. Este proceso sucede cuando el edafón o el sustrato después de un episodio considerable de precipitaciones, se satura de agua y que con la ayuda de la gravedad, se inestabiliza y por lo tanto colapsa.

sábado, 6 de octubre de 2012

Noche en el techo de las Baleares


Después de tanto tiempo hablando de hacer una expedición nocturna en alguna cima de la Serra, llegaron las ganas de verdad y como no estamos locos, decidimos hacerla en una de las cimas más altas y más duras de subir de todo el conjunto montañoso: el Penyal des Migdia. Elegimos este día porque en los mapas meteorológicos salía que durante la noche a 1500 m habría una temperatura de unos 12 o 14 grados, cosa que no fue así, ya que pasamos bastante frío con los 7 grados de mínima añadiéndole el fuerte viento que alteraba la sensación térmica a casi unos 3 o 4 grados.

A pesar de subir con mucho peso y sufrir bastante en los últimos 200 metros de subida, sumando una noche que no pudimos pegar ojo, el resultado de la expedición fue espectacular y una de las experiencias más satisfactorias y emocionantes de todas las que yo he podido vivir a día de hoy. Así pues, aquí tenéis el resumen de la aventura en forma de fotografías:



En los últimos metros de ascenso observábamos el macizo de Massanella, es Tossals y a la derecha del todo, puig de s'Alcadena.


Ya en la cima del Penyal, las últimas luces bañaban las cimas más altas de la Serra de Tramuntana.


Mirando en dirección SW, el resto del conjunto montañoso impregnado de la luz anaranjada de la puesta de sol.


Toma de lo que iba a ser nuestra cama en la cima, mientras disfrutábamos de la puesta de sol con estas espectaculares vistas.


El sol ya se había escondido, y la oscuridad poco a poco iba ganando terreno...


Mirando dirección Palma, observamos las últimas luces que llegaban a la serra de Son Torrella y sa Serra de Cúber, mientras Palma ya empezaba a encender sus luces.


La base militar del Puig Major bajó bandera y también encendió sus luces.


Vista del municipio de Sóller con todas sus luces iluminadas junto con la tranquilidad que imperaba en el mar.


Vista general en dirección SW con las luces de Palma y Sóller, donde se observa la fuerte contaminación lumínica de la ciudad de Palma.


Una de mis imágenes favoritas de la expedición, con la mitad NE de la isla iluminada junto con los dos grandes de la Serra en medio de la limpia y estirada noche..


Sorpresa mirando al horizonte, donde se pueden ver las luces de la ciudad de Barcelona reflejadas en el cielo de una noche muy clara y limpia, acompañado de las luces de la base militar, a la derecha.



Haciendo un poco de zoom a la bola de luz que se veía en el horizonte, se pueden ver perfectamente los puntitos de iluminación de la ciudad de Barcelona, junto a las nubes que se encontraban encima de la ciudad.


La cumbre del Massanella (1367m) con las luces de Menorca al fondo.


Salida de una luna muy brillante que iluminó de manera considerable toda la noche.


Toma de gran claridad debido a la posición de la luna, alrededor de las 5:30 de la madrugada.


Mirando hacia el centro de la isla, empezaban a aparecer las primeras luces de la mañana por el Este.


El corazón de la Serra, recibiendo sus primeros rayos de sol con la ciudad de Palma aún iluminada.


Puig Major, Massanella y Tomir esperando también la salida del sol.


Puig Major con el mar de nubes al fondo.


Toma del puig d'en Massanella con mar de nubes por debajo de éste y apunto de salir el sol.


Salida del sol a 1401 metros de altura. 


Puig Tomir, también rodeado por el mar de nubes que cubrió algunos de los primeros metros de atmósfera este día.


Nubes bajas y nieblas a primera hora de la mañana en el centro de la isla.


Preciosas nubes bajas que se acercaban por el NE.


Una de mis imágenes favoritas de la expedición. Se puede observar el déficit hídrico que padecen los embalses de la isla, creando verdaderas playas en medio de la montaña.




Vistas a la valle de Sóller, con los pueblos de Sóller y Fornalutx junto al sector más SW de la Serra. Fotografía realizada a las 8:30 de la mañana desde la cima oeste del Penyal.



En primer término, puig des Teix (1064m), Mola y Puntals de Planícia, puig de Galatzó (1027m) y Mola de s'Esclop (926m).


Vistas del penyal des Migdia desde la cima Oeste (1358m).


Ya con todo recogido, nos disponemos a realizar el descenso y despedir una vez más estas maravillosas vistas.


Ya abajo con toda la carga y con nuestra casa de 1400 m durante una noche al fondo, apunto de irnos y sobretodo, muy cansados. Aún así, esta no sera la última vez ni mucho menos, pero sí tengo que decir que la próxima aventura será en verano, sin ninguna duda.