En vista de que la semana pasada hubo un cambio brusco del tiempo en pocas horas, he querido destacar en esta entrada lo rápido que puede cambiar un paisaje (en este caso el de Mallorca) con la llegada repentina de una determinada situación atmosférica, propio del mes en el que nos encontramos.
El otoño se caracteriza por ser una época de cambio, una época de transición, del calor al frío, la cual cosa conlleva situaciones atmosféricas muy diferentes (situaciones de norte, del suroeste, entradas de aire frío en altura, etc) en un mismo mes. El mes en el que nos encontramos, Octubre, es un mes muy variable meteorológicamente hablando, ya que sigue haciendo calor, pero también hay días mas fríos por el paso de tormentas o de frentes fríos que ya empiezan a hacer acto de presencia en esta época del año.
El otoño se caracteriza por ser una época de cambio, una época de transición, del calor al frío, la cual cosa conlleva situaciones atmosféricas muy diferentes (situaciones de norte, del suroeste, entradas de aire frío en altura, etc) en un mismo mes. El mes en el que nos encontramos, Octubre, es un mes muy variable meteorológicamente hablando, ya que sigue haciendo calor, pero también hay días mas fríos por el paso de tormentas o de frentes fríos que ya empiezan a hacer acto de presencia en esta época del año.
Época de combinaciones, debido a nuestra posición latitudinal, es decir, el hecho de encontrarnos en latitudes medias, hace que estemos expuestos a la llegada de diferentes fenómenos que traen apareadas las diferentes situaciones atmosféricas, haciendo que no tengamos un clima lineal, sino un clima con variaciones durante todo el año, donde los extremos meteorológicos chocan en este lugar. Unas variaciones y contrastes que en nuestro caso, el de las islas, se acentúa con la presencia de un elemento clave que hay que tener muy en cuenta durante esta estación: el mar Mediterráneo. Esta gran masa de agua salada cerrada por tres continentes diferentes, adquiere características especiales que son capaces de modificar las situaciones meteorológicas durante todo el año y sobretodo en esta época, después de haber almacenado gran cantidad de energía durante el verano, que pueden hacer cambiar el estado del tiempo en pocas horas.
Por lo tanto, durante el otoño podemos tener días muy plácidos y con un color muy vivo típico del verano, o todo lo contrario, días de lluvia, viento y frío típicos del invierno pero que también se dan con freqüencia en esta época del año y que son muy habituales. Estos cambios en el tiempo se traduce en un cambio en las condiciones del entorno natural mallorquín, ya que, en caso de inestabilidad atmosférica, se alteran los elementos que conforman el entorno, así como sus colores, formas i/o estructuras, poniendo en marcha procesos físicos que a la vez resultan ser muy necesarios para el medio natural. Evidentemente, esta alteración del medio natural mediante la vía atmosférica, comporta un cambio en el paisaje que se percibe por parte del ojo humano, y por lo tanto en un mismo lugar y en un mismo mes (como Octubre), colisionan dos tipos de estampas muy diferentes entre sí. Un claro ejemplo es la siguiente fotografía:
Se trata de s'Estalella, que ejemplifica muy bien la idea anterior: en la fotografía de arriba tranquilidad absoluta con un día anticiclónico y de mucho colorido con el agua totalmente cristalina. En cambio, abajo el mismo lugar semanas después con la entrada de un temporal del sur que cubrió el cielo de nubes y alteró considerablemente el mar donde ya ni se percibe el fondo debido al gran contenido de sedimento y fragmentos de alga que contiene el agua. Evidentemente la fotografía de arriba es la que se usaría para atraer al sector turístico, mientras que la de abajo tendría más rechazo por parte de la población y sector turístico. Personalmente las dos imágenes tienen su esencia, pero la escena de abajo probablemente represente procesos más importantes y esenciales (renovación y oxigenación del agua, precipitaciones para la vegetación, etc) para la franja litoral en este caso, que la imagen de arriba.
En la siguiente tanda de imágenes, se muestran dos lugares de la isla de Mallorca, con dos situaciones meteorológicas diferentes que en el paso de la una a la otra, apenas pasaron 48 horas. Este hecho muestra que en poco tiempo el paisaje se modifica muy rápidamente por el efecto de una variabilidad atmosférica muy acusada donde en pocas horas, colisionan dos extremos atmosféricos muy diferentes entre sí, situación que caracteriza muy bien el otoño de nuestro clima mediterráneo.
Una de las escasas y curiosas nubes que hubo un día de calma: nube enganchada en la cima del puig de Galatzó.
De camino a ses Basses, el cielo estaba totalmente estirado con alguna pincelada de nubes altas y donde se puede ver tanto la calma marítima y del ambiente terrestre, como los colores vivos de ambos que ofrece esta época del año.
Tranquilidad marítima en la zona del Poniente mallorquín. En la toma se observa en primer término les illes Malgrats y al fondo la isla del Toro.
Desde la cima de ses Basses, donde ofrece unas magníficas vistas a la costa norte, que llegan hasta la zona de Soller gracias a la magnífica visibilidad que encontramos en los meses otoñales.
Esta toma habla por sí sola: tranquilidad y mucho colorido.
Apenas pasaron 48 horas de las tomas anteriores y llegó un temporal del sur, que dejo el cielo muy turbulento y poco claro, sopló viento del sur con bastante fuerza y dejando precipitaciones no muy importantes durante el Viernes pasado.
Con la fuerza del viento del sur, el mar se alteró considerablemente en pocas horas.
Acantilados que reciben la energía del oleaje que actúa como factor erosivo en los mismos. Estamos delante un claro ejemplo de costas de erosión, donde con el tiempo estos grandes acantilados van fragmentándose en pequeñas partículas y en grandes bloques por desgaste debido a la sucesión de oleajes muy energéticos, proceso reforzado, por la acción de la sal o por el diferencial de calor/frío en el día o el contraste entre estaciones que debilita estos cuerpos rocosos.
Manto de hojas secas de Posidonia Oceanica depositadas en lo alto de los acantilados de más de 10m de altura. La fricción de las olas en un fondo de praderas de Posidonia hace que se desprendan muchas hojas, las cuales quedan flotando en la masa de agua. Cuando las olas cargadas de multitud de substancias, sedimento y en este caso algas, chocan con el acantilado, ejercen un efecto proyectil que hace que se deposite una parte del contenido de esa ola arriba del acantilado, generando esta estampa.
Muchas veces dependiendo de la morfología del suelo marino, la ola va más cargada de un elemento o de otro. En este caso pequeñas clapas de arena hacen presencia en medio de una costa totalmente rocosa. En este sentido se podría plantear que esta costa no es solo erosiva, sino que también hay un componente de acumulación, ya que hay una deposición en la misma, aunque sea insignificante, pero la hay. Pero, hay que ser cautelosos y ver realmente si este sedimento proviene del mar (cosa que opino que es así) o ha sido transportado por el viento desde otros lugares.
Como si de un terreno volcánico se tratara, colores oscuros como el marrón de la tierra y el verde oscuro de estas plantas halófilas situadas al borde de los acantilados, ganan intensidad con un cielo gris que apenas deja pasar los rayos del sol y que dejan una estampa muy diferente a la de un día totalmente claro.
Por lo tanto, durante el otoño podemos tener días muy plácidos y con un color muy vivo típico del verano, o todo lo contrario, días de lluvia, viento y frío típicos del invierno pero que también se dan con freqüencia en esta época del año y que son muy habituales. Estos cambios en el tiempo se traduce en un cambio en las condiciones del entorno natural mallorquín, ya que, en caso de inestabilidad atmosférica, se alteran los elementos que conforman el entorno, así como sus colores, formas i/o estructuras, poniendo en marcha procesos físicos que a la vez resultan ser muy necesarios para el medio natural. Evidentemente, esta alteración del medio natural mediante la vía atmosférica, comporta un cambio en el paisaje que se percibe por parte del ojo humano, y por lo tanto en un mismo lugar y en un mismo mes (como Octubre), colisionan dos tipos de estampas muy diferentes entre sí. Un claro ejemplo es la siguiente fotografía:
Se trata de s'Estalella, que ejemplifica muy bien la idea anterior: en la fotografía de arriba tranquilidad absoluta con un día anticiclónico y de mucho colorido con el agua totalmente cristalina. En cambio, abajo el mismo lugar semanas después con la entrada de un temporal del sur que cubrió el cielo de nubes y alteró considerablemente el mar donde ya ni se percibe el fondo debido al gran contenido de sedimento y fragmentos de alga que contiene el agua. Evidentemente la fotografía de arriba es la que se usaría para atraer al sector turístico, mientras que la de abajo tendría más rechazo por parte de la población y sector turístico. Personalmente las dos imágenes tienen su esencia, pero la escena de abajo probablemente represente procesos más importantes y esenciales (renovación y oxigenación del agua, precipitaciones para la vegetación, etc) para la franja litoral en este caso, que la imagen de arriba.
En la siguiente tanda de imágenes, se muestran dos lugares de la isla de Mallorca, con dos situaciones meteorológicas diferentes que en el paso de la una a la otra, apenas pasaron 48 horas. Este hecho muestra que en poco tiempo el paisaje se modifica muy rápidamente por el efecto de una variabilidad atmosférica muy acusada donde en pocas horas, colisionan dos extremos atmosféricos muy diferentes entre sí, situación que caracteriza muy bien el otoño de nuestro clima mediterráneo.
Una de las escasas y curiosas nubes que hubo un día de calma: nube enganchada en la cima del puig de Galatzó.
Tranquilidad marítima en la zona del Poniente mallorquín. En la toma se observa en primer término les illes Malgrats y al fondo la isla del Toro.
Esta toma habla por sí sola: tranquilidad y mucho colorido.
Apenas pasaron 48 horas de las tomas anteriores y llegó un temporal del sur, que dejo el cielo muy turbulento y poco claro, sopló viento del sur con bastante fuerza y dejando precipitaciones no muy importantes durante el Viernes pasado.
Con la fuerza del viento del sur, el mar se alteró considerablemente en pocas horas.
Acantilados que reciben la energía del oleaje que actúa como factor erosivo en los mismos. Estamos delante un claro ejemplo de costas de erosión, donde con el tiempo estos grandes acantilados van fragmentándose en pequeñas partículas y en grandes bloques por desgaste debido a la sucesión de oleajes muy energéticos, proceso reforzado, por la acción de la sal o por el diferencial de calor/frío en el día o el contraste entre estaciones que debilita estos cuerpos rocosos.
Manto de hojas secas de Posidonia Oceanica depositadas en lo alto de los acantilados de más de 10m de altura. La fricción de las olas en un fondo de praderas de Posidonia hace que se desprendan muchas hojas, las cuales quedan flotando en la masa de agua. Cuando las olas cargadas de multitud de substancias, sedimento y en este caso algas, chocan con el acantilado, ejercen un efecto proyectil que hace que se deposite una parte del contenido de esa ola arriba del acantilado, generando esta estampa.
Muchas veces dependiendo de la morfología del suelo marino, la ola va más cargada de un elemento o de otro. En este caso pequeñas clapas de arena hacen presencia en medio de una costa totalmente rocosa. En este sentido se podría plantear que esta costa no es solo erosiva, sino que también hay un componente de acumulación, ya que hay una deposición en la misma, aunque sea insignificante, pero la hay. Pero, hay que ser cautelosos y ver realmente si este sedimento proviene del mar (cosa que opino que es así) o ha sido transportado por el viento desde otros lugares.
Como si de un terreno volcánico se tratara, colores oscuros como el marrón de la tierra y el verde oscuro de estas plantas halófilas situadas al borde de los acantilados, ganan intensidad con un cielo gris que apenas deja pasar los rayos del sol y que dejan una estampa muy diferente a la de un día totalmente claro.